¿Para qué escribo? Para contar mi historia, una más entre tantas historias de madres, pero no una cualquiera porque es la que me toca. Para contactar madres o padres de la blogósfera, cual botella al mar. Para mantener mi escritura activa. Para registrar momentos mientras mis chiquitos crecen vertiginosamente rápido.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Los mejores libros de 2018

¡No, Netflix no pudo aniquilar mi voracidad lectora! Igual que hice el año pasado, en esta entrada voy a recopilar algunas de las lecturas que hicieron de mi año un mejor año. Este 2018 mis lecturas tendieron a seguir ciertos recorridos -feminismo, principalmente, pero también revisité algunos clásicos, como mi amor por Japón, y recogí la posta de la literatura para jóvenes adultos de la mano de mis alumnes. Aquí les dejo mis principales recomendados, recordándoles que el único criterio de este "ranking" es enumerar libros de los que disfruté mucho, sin pretensiones de orden ni sin que sean necesariamente novedades editoriales.

Mala feminista, de Roxane Gay: Este fue definitivamente el año en el que abracé al feminismo, lo adopté como bandera y decidí identificarme como tal de una vez y para siempre. Tardé en hacerlo porque en realidad hasta hace poco no comprendía bien el significado y los alcances del término. Este libro de divertidos ensayos de la escritora haitiana-americana Roxane Gay me ayudó a comprenderlo. Yo también me siento una "feminista imperfecta" a veces, pero prefiero ser imperfecta y aún así, feminista al fin.

Todos deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi Adichie: Siguiendo por mi recorrido de lecturas, este breve texto -que se aprecia mejor como conferencia- terminó de convencerme de la importancia de abrazar esta política, de que ser feminista es necesario en un mundo tan injusto y desigual, y de que también los hombres pueden identificarse como tales si hacen un poquito de esfuerzo por ponerse en el lugar del otro.

Así es la música, de John Powell: Otra temática que me atravesó en 2008 fue mi redescubrimiento de la música como material de investigación y exploración. A partir de este excelente texto de divulgación, escrito por un compositor que es además físico, pude escuchar una enorme cantidad de piezas muy variadas comprendiéndolas mejor. Y lo que es más importante, me inspiró para aprender a tocar yo también un nuevo instrumento, mi querido tin whistle irlandés.

Los desposeídos, de Ursula K. LeGuin: Al feminismo no solo se llega a través de ensayos. Esta increíble novela, considerada la obra maestra de la aclamada escritora estadounidense, cuenta una historia impresionante de un científico que se exilia a una civilización que su pueblo abandonó hace siglos. La novela se cuestiona sobre temáticas tales como el capitalismo y el socialismo, los roles de género, las relaciones de pareja y la ecología. Todo, escrito con un lenguaje lleno de poesía y belleza.

Botchan, de Natsume Soseki: Una de mis pasiones desde hace años es la literatura japonesa. Esta divertida novela relata las experiencias del escritor japonés cuando ejerció como docente en una ciudad provinciana. El relato está lleno de humor, descripciones de los alumnos que no pudieron sino hacerme sonreir, y ciertas dosis justas de ternura.

Hojas que caen sobre otras hojas, de Miguel Sardegna: ¿Puede un libro escrito por un argentino transportarnos también a la cultura japonesa? Si alguien puede, ese es Miguel Sardegna, quien en este puñado de cuentos recrea con maestría el ritmo narrativo de sus admirados autores nipones. Textos breves, bellos, sencillos y ricos al mismo tiempo.

Cartas de amor a los muertos, de Ava Dellaira: Una novelita juvenil que me recomendaron mis alumnas de séptimo grado. No digo que sea una obra maestra, pero está bien escrita, narrando de manera epistolar la triste historia de una adolescente que intenta atravesar el duelo por la trágica muerte de su hermana y para eso, se inspira escribiendo cartas a estrellas que murieron en la flor de la juventud, como Kurt Cobain, River Phoenix o Judy Garland.

Fun Home, de Alison Bechdel: No puede faltar en mis lecturas una buena dosis de novelas gráficas. Y di con este por casualidad, porque me encargaron su análisis para un trabajo. Es una historia conmovedora sobre una hija, su padre, y las cosas que entre ellos no llegaron a decirse. Una novela sobre la autoaceptación, la homosexualidad, la muerte y, sobre todo, la literatura.

Elisa, la rosa inesperada, de Liliana Bodoc: Este año se llevó a una de mis escritoras preferidas, de quien no solo conservo hermosas lecturas sino que también supo ser mi maestra en un inolvidable taller literario. Liliana inspiraba con su grandeza y con su humildad, y creo que si soy la docente que soy se lo debo en buena medida a su influencia. Me produjo muchísima tristeza su muerte, pero aproveché el impulso para recorrer obras literarias suyas que todavía no había leído. Esta es la última novela que escribió, poco tiempo antes de partir.

Tan cerca en todo momento siempre, de Joyce Carol Oates: Uno de los últimos libros que leí este año, y uno de los que más me impactó. Cuatro nouvelles que exploran los límites de las relaciones humanas: ¿es posible seguir hablando de amor cuando duele, cuando hay maltrato, cuando nos priva de la libertad de ser quienes somos? Leer este libro después de haber recorrido todos los títulos sobre feminismo (algunos mencionados más arriba) me ayudó a entenderlo y a valorarlo de otra manera. 

¿Conocían los títulos que tanto me gustaron? Aprovechen los comentarios para sugerirme nuevas lecturas para 2019, aunque ya tengo una enorme pila de libros por leer esperando que empiecen mis vacaciones.

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