No soy una blogger primeriza.
Mucho, muchísimo tiempo atrás, fui la creadora de un blog de relativo éxito: me trajo muchos amigos, fama virtual (?), satisfacciones y automotivación para cumplir con importantes metas, como irme a vivir sola o terminar la facultad. Pero se cerró una etapa en mi vida y con ella, aquel blog. En su momento, dije que finalizaba un primer tomo. Hoy, decido emprender un segundo.
Y no elegí el momento por casualidad.
Durante estos años que estuve alejada del mundo de la blogósfera, pasaron muchas cosas importantes en mi vida: me casé, viajé bastante, profesionalmente me desarrollé y reorienté mi carrera. Pero nada se compara con el hecho de haberme convertido en mamá. Primero llegó mi chiquita, Dani, que hoy ya se acerca a los 4 años. Y hace cosa de días, más exactamente una semana, nació Quiqui, mi segundo hijo.*
En estos años encontré en los blogs de maternidad un refugio, amistades, consejo, consuelo, más preguntas, todas cosas que hicieron más llevaderas mi vida como mamá primeriza, perfeccionista, insegura y ansiosa. Hasta ahora, no se me hubiera ocurrido que yo también podía tener mi propio blog. ¿Qué podía compartir como madre primeriza que otra bloguera no hubiera dicho mejor antes que yo?
Pero ahora tampoco soy una madre primeriza.
Y esta maternidad me ha pegado por un lado muy distinto a la primera. Y dediqué muy poco tiempo de mi segundo embarazo a pensarlo, a soñar con mi bebé, a hablarle, a meditar. Y aún así, nació y nos conectamos enseguida. Entonces, me dieron ganas de registrar y de compartir estas experiencias como mami... reloaded.
*Comprenderán que los nombres de mis niños han sido levemente alterados para evitarles futuros dolores de cabeza y ahorrar en sesiones de sus respectivos psicoanalistas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario