¿Para qué escribo? Para contar mi historia, una más entre tantas historias de madres, pero no una cualquiera porque es la que me toca. Para contactar madres o padres de la blogósfera, cual botella al mar. Para mantener mi escritura activa. Para registrar momentos mientras mis chiquitos crecen vertiginosamente rápido.

lunes, 29 de enero de 2018

Mis buenas experiencias con el destete

Primero, no creo que haya recetas perfectas para ser mamá. Y si las hubiera, yo no las tengo. En algún momento de mi vida sí creí que había maneras "correctas" y maneras "equivocadas" de vivir el embarazo, el parto o la crianza. Claro, ¡me refiero a antes de tener hijos! Ahora soy más de pensar que hay determinadas cuestiones en las que cada mamá, cada familia, hace lo que puede, lo que le sale, y que lo que es mejor para unos no lo es necesariamente para otros. Ni siquiera lo que te valió para un hijo te vale para el otro.
Segundo, yo, como mamá, no me considero un ejemplo a seguir... por lo menos, no más que otras mamás. Me mando muchas cagadas Cometo algunos errores... pero bueno, de nuevo, como cualquier otra mamá.
Dani con su carita de "vení que te muerdo"... más o
menos en la época de su destete. ¿Casualidad?
Hechas estas dos salvedades, sí creo que podemos aprender unas de otras y que, si en algo me fue bien, compartir mi experiencia puede ser una manera de ayudar a otras mujeres que estén pasando por lo mismo. Si es que deciden que a ellas y a sus hijos podría servirles lo que a mí me sirvió, que también puede que no sea así. En fin, para qué dar más vueltas: amé mis dos experiencias con la lactancia y, en especial, mis dos destetes fueron muy satisfactorios. Escucho y leo que para muchas mamás no es así, que les cuesta muchísimo dejar de darles el pecho a sus hijos, que les trae problemas, dolores (no solo de cabeza), que piden ayuda... Y por eso hoy decido dejar estas recomendaciones -lo que me funcionó a mí, de nuevo, no son máximas universales- por si a alguien le vienen bien. 
  • La lactancia no es lineal: Esta recomendación va para quienes están pensando en destetar a un bebé muy chiquito o directamente ni dar el pecho porque les resulta doloroso o muy incómodo, porque creen que no tienen suficiente leche o porque el bebé les demanda a cada rato y no quieren esclavizarse. Nadie puede obligarte a dar la teta contra tu voluntad ni pienso llenarte de culpas porque decidas dar fórmula, por cierto. Solo me dirijo a las que sí quieren a toda costa dar la teta y se sienten frustradas. Y lo único que puedo decir es que no siempre es como los primeros días. Paciencia. Puede que al principio te duela muchísimo, o que el bebé tome poco. El cuerpo es sabio, se va regulando. El bebé aprende a prenderse y a succionar sin lastimarte. Las tomas no siempre son caóticas como con un recién nacido. Ojo, que también pasa al revés: existen los brotes de crecimiento, etapas en las que tu tranquilo bebito de repente se queda con hambre y demanda más y más... yo no los manejé igual con mis dos hijos. Recién con el segundo aprendí a tener paciencia. De cualquier manera, así como pasa con el sueño del bebé, en la lactancia no es todo prolijito, progresivo o lineal, sino que hay idas, vueltas, crisis, y momentos donde solo hay que hacer la plancha y disfrutar.
  • Dejar de a poco: Ya pensando en destetar, todos acuerdan en que no hay que largar la teta de un día para el otro, porque no es bueno ni para el bebé ni para tu cuerpo. En mi caso, ambos hijos aprendieron a tomar la mamadera mientras aún lactaban (y no, no se confundieron ni eligieron la comodidad de la mamadera al calorcito del pecho materno). Es más, poder darles mamadera me sirvió para continuar más tranquila con la lactancia, sabiendo que era mi decisión y no una necesidad de vida o muerte. Cuando empiezan a comer más comida, van pidiendo menos teta, y si (como me pasaba a mí) sos de las que no quieren dar la teta por muchos años, es la oportunidad para reducir un poco más las tomas.
  • Hacerle caso a lo que sentís: Estamos muy acostumbradas a escuchar críticas y consejos de otras madres, que cuestionan nuestras decisiones. Capaz que algunas de ustedes mientras me leen dicen "pobre bebito de 15 meses, ¿cómo esta desalmada lo destetó ya??? ¿No sabe que la OMS recomienda que la lactancia materna dure por lo menos DOS AÑOS????" A la hora de destetar a mis hijos, me ayudó saltearme olímpicamente las críticas -de uno y otro bando, también está la que opina que un bebé que ya tiene dientes no debería seguir mamando, así tenga solo 6 meses. El destete se produjo, en ambos casos, cuando me sentí cómoda con la idea y cuando sentí que el vínculo con mis hijos era tan fuerte que el afecto no pasaba primordialmente por la teta.
  • Escuchar a tu cuerpo: Esto vale más por mi segundo destete. Llegó un momento en que mis propios pechos me pidieron parar. Me dieron un susto grande y me di cuenta de que era un buen momento para decir "basta". Aún así, desde que tomé la decisión hasta que la concreté pasaron un par de meses, para permitir que el destete fuera gradual y respetuoso con mi hijo. Bueno, yo pude permitirme esa decisión, hay otras mamás que tienen que destetar de un día para el otro por motivos médicos. Y también está bien: si no cuidás vos misma de tu propio cuerpo, nadie lo hará.
  • Elegir bien el momento: En realidad, este consejo es más bien cuándo NO destetar. De nuevo, en la medida de lo posible. A veces las circunstancias nos superan. Pero en mi caso, me sirvió que el destete fuera en vacaciones, estando mucho en casa con mis chiquitos, que ninguno estuviera enfermo, que no hubiera otros grandes cambios a la vista, que no estuvieran dejando el chupete o los pañales, etc.
  • Soltar y dejar crecer: Cuando desteté a mi primera hija, fue casi sin proponérmelo. Ella tomaba solamente a la noche antes de dormir. Una noche se salteó la toma. Al día siguiente tuve terapia, y le comenté a mi psicóloga que si en las siguientes dos o tres noches no aceptaba el pecho, iba a sacárselo. "¿Por qué vas a ofrecérselo esta noche, o las próximas dos o tres noches, si ella ya no lo quiso? ¿No estabas considerando destetarla?", me dijo. Era cierto, ella ya no necesitaba la teta, me necesitaba a mí, a su mamá. Fue toda una revelación. Igual el destete implicó cierto duelo, cierta nostalgia por esos momentos de intimidad y cercanía con tu bebé que ya no volverán. Hay que permitirse este proceso, agradecer haber vivido una linda lactancia. Y aceptar que ya pasó. Miro a mi nene que ya está más grande, que ya va corriendo a la cocina y señala la heladera pidiendo la mamadera que toma como desayuno. A upa la toma, eso sí. Y está bien. Lo acepto. Crecimos los dos.
Aunque voy a extrañar a mi chanchito... :´ )
¿Qué opinan de mis recomendaciones? ¿Pondrían en práctica alguna? ¿Qué les funcionó a ustedes? Después me cuentan.

1 comentario:

  1. A mi mee dejo Viole y me sentí re mal. Con Pedro por momentos tengo ganas de recuperar mi cuerpo pero todavía no quiero destetarlo.

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